Entrevista a Ana Belén Medialdea, psicóloga:
Cinco estaciones para sanar y reconstruir la autoestima

28 nov 2023 · 9 minutos de lectura

Entrevista a Ana Belén Medialdea, psicóloga: Cinco estaciones para sanar y reconstruir la autoestima
Ana Belén Medialdea y su libro 5 Estaciones de la Autoestima

Vivimos en una sociedad incesante donde la autoexigencia, el perfeccionismo y la sobrecarga se convierten en el pan de cada día. En este entorno competitivo, tal como destaca Ana Belén Medialdea, nos vemos inmersos en una búsqueda constante de validación. Durante nuestra conversación con Ana sobre su libro Las 5 estaciones de la autoestima: Aprende a cuidarte, respetarte y valorarte, la psicóloga nos insta a desaprender y reaprender, enfocándonos en reconstruirnos y recordando que "los grandes aprendizajes surgen también de nuestros mayores errores".

Resumir el libro de Ana resulta una tarea titánica, pues cada capítulo se compone de reflexiones tan reales y profundas, que es difícil no detenerse a narrar cada una de ellas. Es uno de esos libros que merecen un lugar en la mesita de noche; para releer tantas veces sea necesario. La destacada psicóloga, con formación en Italia, España y EE.UU, se encuentra entre las profesionales más cautivadoras en el ámbito de la terapia breve estratégica en España. Su proverbio a la autoestima es una suerte de reflexión conmovedora con grandes citas que invitan a redefinirnos y que impactan a un nivel prácticamente poético. Entre ellas:

“A ti, que necesitas liberarte de la cárcel emocional donde los deberías tienen más fuerza que los deseos y necesidades”.

“Me perdí a mí mismo tratando de complacer a todos. Ahora voy perdiendo a todos mientras me encuentro a mí mismo”.

“Para saber quién eres, primero necesitarás olvidar lo que un día otros te dijeron que eras”.

“Cuando en el intento de complacerte me traiciono” (…) Tú eres tú, yo soy yo”

“Que el brillo de tu sonrisa deje ciego al que te quiera apagar”

“Así que así de un portazo, ciérrale la puerta a todo lo que te reste”

“No eres una etiqueta (…) Eres lo que decides ser, eres de donde te sientes bien”.

Aprender, desaprender y reaprender

1. En tu libro hablas de aprender, reaprender y de cómo enfrentamos los cambios para mejorar nuestra autoestima. ¿Podrías profundizar sobre el origen y la naturaleza de los cambios, según tu perspectiva?

Considero que atravesamos dos tipos de cambios. Por un lado, están aquellos cambios impuestos por la vida, donde la adaptación a una nueva realidad se convierte en una necesidad. Por otro lado, existe el cambio derivado de la toma de consciencia personal, donde se llega a un punto en el que se siente la urgencia de hacer algo diferente. En consulta he observado a individuos que desean cambiar, pero luego se resisten. A menudo, el verdadero cambio implica enfrentar miedos y desmantelar ciertas creencias arraigadas para poder abrirnos a nuevas posibilidades. Esto conlleva un costo energético mayor al realizar las cosas de manera distinta a la habitual. Además, se presenta un período de adaptación donde nos preparamos mentalmente para el cambio y luego lo vamos materializando. Los tiempos de cada persona y el impacto en sus vidas también juegan un papel crucial en este proceso.

Culpa

2. Con frecuencia, las mujeres experimentamos sentimientos de culpa que impactan nuestra autoestima. ¿De qué manera podemos ser conscientes de estos sentimientos y qué acciones prácticas podemos emprender para superarlos?

Pienso que nos deberíamos sentir culpables cuando hacemos daño a alguien o tenemos una mala intención. Cuando nos castigamos nos hacemos daño intencionadamente para sentir que al menos estamos pagando por ese error, y nos maltratamos. Tenemos que analizar desde donde nace la culpa, es decir, si nace de algo que yo siento que estoy haciendo mal o si viene de mensajes externos que nos señalan como equivocados. Por ejemplo, si crezco en un entorno que constantemente se me está recriminando, puedo generar un gran sentimiento de culpa por no cumplir las expectativas del resto o no sentirme a la altura. La culpa puede surgir incluso cuando nadie la demanda, como un tipo de auto tortura por no cumplir expectativas propias o ajenas.

Invito a aquellos que se sienten culpables a cuestionarse si su acción tuvo intención de herir o no. Sin embargo, si no hubo intención de daño y persiste la culpa, es como maltratarse a uno mismo. Incluso si cometemos errores sin intención maliciosa. Creo que es bueno pensar que como seres humanos tenemos derecho a equivocarnos. Entonces creo que es muy importante conectar con eso.

Perfeccionismo infinito

3. El “perfeccionismo es una carrera sin fin”. Hay una de tus frases que dice “recuerda que tu valor no está en lo que ganas sino en todo el esfuerzo que has puesto y que te ha permitido aprender y crecer”. ¿Cómo podemos identificar el perfeccionismo y qué pequeño ejercicio podemos hacer para detenerlo?

Es como si nos estuviéramos diciendo todo el tiempo, tienes que hacerlo todo bien para tener éxito y se nos olvida que los grandes aprendizajes, también parten de nuestros mayores errores. Los errores son partes de la vida y son muy importantes. En ese perfeccionismo lo que se esconde es el no sentirse a la altura, el no gustar, el miedo a que los demás se den cuenta que no hacemos las cosas bien. En el momento en que dejamos de ver lo que queremos y nos centramos en lo que quieren los demás de mí, ahí nos podemos perder por completo.

Hay un proverbio chino que dice “si quisiera que mi libro estuviera perfecto nunca lo terminaría”. Y me lo puse de fondo de pantalla para recordar que cuando entro en el perfeccionismo, estoy sacrificando mi trabajo pensando en que no va a estar bien, cuando realmente por qué tiene que estar mal, no?

En esa búsqueda incansable por alcanzar la perfección, a veces, corremos hacia el infinito que nunca alcanzamos.

“En esa búsqueda incansable por alcanzar la perfección, a veces, corremos hacia el infinito que nunca alcanzamos”.

Miedo

Hablas del concepto de “ponernos una armadura” y de lo que cuesta ser auténticos. Y ¿qué ocurre cuando nos la quitamos? Cómo muy bien lo señalas, “la armadura te anestesia ante la vida y se deja caer con amor y autocuidado”. ¿Por qué crees que es tan difícil ser fieles a nuestra esencia?

Vivimos en una sociedad que parece que nos invita a la competencia. Parece que todos tenemos que ser buenos en algo. Sentimos la necesidad de sobresalir en diferentes ámbitos y buscar validación en ello. Este afán por ser especiales nos lleva a ocultar nuestra vulnerabilidad y malestar, dejando de lado nuestra autenticidad. La búsqueda constante de ser percibidos como especiales puede generar frustración y descontento. A menudo, nos armamos con una fachada que oculta nuestras emociones reales, sin darnos cuenta del impacto que esto tiene en nuestro bienestar emocional.

Decir que Sí a todo

En una de las estaciones se aborda el aspecto de aceptar compromisos cuando en realidad preferimos rechazarlos, y que “cuando das sin medidas y sin límites te vuelves invisible”. Haces referencia también al “malestar sano” que se siente al decir que no, pero que es tan “necesario” para ayudar a sanar la autoestima. ¿Por qué en nuestra sociedad nos cuesta tanto comunicarnos?

Decimos que sí por el miedo al qué dirán, a que no me quieran y a no gustar ni ser agradables. El problema no pasa por querer hacer un favor y decir que sí de vez en cuando. Sin embargo, esto no se puede convertir en nuestro día a día, pues si lo hacemos nos volvemos invisibles a nosotros mismos, y la gente se acostumbra a tener siempre un sí por nuestra parte, sin detenerse a pensar si realmente podemos o nos apetece o no. Incluso puede llegar a abusarse de nuestra buena voluntad. Es importante, por tanto, hacer el ejercicio de poner un pequeño “no” a diario.

“Tener una autoestima sana implica atreverse a mirar a la cara nuestros miedos, aunque nos de miedo”.

Autoexigencia

Las mujeres somos autoexigentes y aquello nos afecta nuestra autoestima. ¿Podrías explicar en qué consiste el concepto de "hacer" y "dejar de hacer" que propones, y cómo llevarlo a cabo para dejar de ser tan autoexigentes?

La autoexigencia no funciona “desde el hacer , sino desde “el dejar de hacer”. Hoy a las mujeres se nos pide que seamos buenas en nuestro trabajo, con nuestras familias, que cuidemos a nuestros hijos, que tengamos tiempo para nuestras amigas, para cuidarnos y que además tengamos hobbies. Pero ¿en qué momento estoy conectando con lo que realmente me gusta hacer? Tengo que conectar conmigo para saber qué es lo que necesita mi cuerpo. Por ejemplo, si mi cuerpo necesita un descanso, aunque yo me haya propuesto ir a hacer ejercicio, tengo que escuchar que me está reclamando. En el dejar de hacer, tenemos que tener en cuenta cuáles son esas cosas que nos ayudan a destruir nuestra autoestima para que poco a poco las dejemos de hacer, aunque en un principio se nos haga difícil. Y es mejor eso a que nada.

Compasión

En tu libro destacas “el aprender a ser el amigo que tanto necesitas” y el ser más amables con nosotros mismos. ¿Cómo podemos superar la creencia de que debemos forzar las situaciones cuando no salen como esperamos, y en cambio, adoptar una actitud compasiva hacia nosotros mismos para favorecer el bienestar mental?

Creemos que cuando no nos resultan las cosas, tenemos que seguir forzándolas, pero luego puede ocurrir el efecto contrario, y aquello nos bloquea más, pues nos hace creer que no podemos, que no sabemos cómo hacerlo. Cuando algo no sale como lo esperabas y estás frustrado, es necesario que te respetes y hagas algo que te pueda venir bien. Aquello también es una forma de activar la compasión por nosotros mismos, y ser más amables y flexibles, ayudándonos a reconectarnos con nuestro objetivo principal.

Por ejemplo, el hacer pausas es importante. Nuestro cerebro no está preparado para estar concentrado 8 horas, pero al alternar entre periodos de foco y descanso, nuestra mente se permite concentrarse y liberarse. Sin embargo, hay que considerar también que la motivación, inspiración y concentración huyen de los ambientes estresantes, por lo que si estoy delante del ordenador teniendo que escribir un artículo y no me sale, entro en la paradoja de que cuando más me quiero concentrar, más me desconcentro. Es como cuando tratamos de forzar el sueño.

Autoestima sana

Y ¿cómo sería una autoestima sana?

Tener una autoestima sana significa vivir tu vida cuidándote y respetándote te guste o no, lo que veas en el espejo. Significa decir que no cuando no quieres, poner límites para protegerte y vivir con la libertad de decidir lo que necesites decidir sin depender emocionalmente de nada, ni de nadie. Tener una autoestima sana implica atreverse a mirar a la cara nuestros miedos, aunque nos de miedo. Para poder tener una autoestima sana, es muy importante aprender a cuidarnos, respetarnos y protegernos y, para ello, es necesario tomar decisiones. Hay una frase de Jean-Paul Sartre que dice: “Estamos condenados a ser libres” porque sí o sí tenemos que elegir. Una de las técnicas que utilizamos en terapia breve estratégica es la de es actuar “como sí”. Mi profesor siempre decía: “Para tener una autoestima alta, tenemos que empezar a actuar en pequeñas cosas como sí ya la tuviésemos”.

“Es muy importante aprender a cuidarnos, respetarnos y protegernos y, para ello, es necesario tomar decisiones”.

Compartir este blog:


Blogs relacionados